Sífilis, el mal internacional

La sífilis es, posiblemente, la enfermedad de transmisión sexual más recordable por la población general, junto a la gonorrea. Su impacto en la literatura novelesca así como la gran cantidad de personajes históricos relevantes que la han padecido en un grado u otro la dotan de cierto aire clásico, en disonancia con las terribles consecuencias que conllevaba antes del uso de la penicilina.

La causa una bacteria que se llama Treponema pallidum. Las bacterias son el organismo evolutivamente más exitoso y abundante de la tierra. La que causa la sífilis, específicamente, pertenece al filo de las espiroquetas, que reciben ese nombre debido a que las células que las componen se enrollan en forma de hélice. Su forma característica, parecida a la de un muelle extendido o un sacacorchos, permite que se muevan sinuosamente por los pasillos de su único huésped natural: el ser humano.

Hace quinientos años vivió un médico italiano, llamado Girolamo Fracastoro, lozano, de barba prodigiosa y amigo de sus amigos. Escribió una historia titulada Syphilis sive morbus Gallicus, o Sífilis o la enfermedad francesa. En ella un pastor, que se llama Sífilis, recibe un castigo divino: la enfermedad que a finales del siglo XIX recibiría su nombre.

Treponema pallidum. No son tan simpáticas.

Aquí unas Treponema no dibujadas por mi chimpancé y un vídeo de unas espiroquetas moviéndose.

Su origen es incierto, aunque los indicios más fiables apuntan a que la trajeron los exploradores colombinos en su vuelta del Nuevo Mundo. Los datos recogidos en estudios de huesos de cadáveres de indígenas americanos muestran que la sífilis ya era un hecho antes de que llegaran los europeos en el siglo XV. Fue a partir de esa época, además, cuando empezó a causar estragos en Europa. Un dato muy curioso de su expansión fueron los distintos nombres que se le dieron, dependiendo del lugar y las enemistades. Así, los japoneses la llamaron úlcera china, los flamencos, holandeses y portugueses se refirieron a ella como enfermedad española, los franceses dijeron que era el mal napolitano, mientras que los ingleses y los alemanes la llamaron la plaga francesa. Por su parte, los rusos dijeron que era la enfermedad polaca, y los polacos la denominaron mal alemán.

Pero vamos a lo importante, demonios.

Estadios (fases).

Sífilis primaria: después del contagio (9 de cada 10 infectados son hombres), que se produce a través de relaciones sexuales (orales, anales y vaginales), y no por compartir utensilios o a través del uso de una piscina, la incubación dura entre una y doce semanas. También puede contagiarla una madre infectada a su bebé en el parto. El primer signo visible es, a menudo, una pequeña y redonda úlcera abierta, llamada chancro, indolora y bien definida. Generalmente aparece en los genitales y el ano, pero cabe la posibilidad de que nos sorprenda en garganta, lengua, labios, pecho e incluso en los dedos. Los ganglios linfáticos (pequeños órganos del sistema inmunológico que poseen células que luchan contra organismos que quieren hacernos daño) de la zona infectada, generalmente de ingles, axilas y cuello, suelen hincharse. Como el chancro es indoloro y a veces aparece en una zona que no está a la vista, es posible no notar la enfermedad en el primer estadio. De tres a seis semanas después de su aparición, la herida desaparece haya sido tratada o no, pero la sífilis sigue su curso en silencio.

Sífilis secundaria: dependiendo de la velocidad de la enfermedad, esta etapa comienza entre dos y diez semanas después del chancro, cuando tiene mejor aspecto o ya ha desaparecido. El signo más relevante de este estadio son los sarpullidos y erupciones que aparecen en las palmas de las manos, plantas de los pies, tórax, espalda, que no producen picor pero que a veces se convierten en heridas abiertas donde reposa la bacteria. Si el infectado tiene heridas en la garganta, por ejemplo, un beso es suficiente para la transmisión. Otros síntomas comunes de esta segunda fase son dolor de garganta y cabeza, cansancio, fiebre, caída de cabello, pérdida de peso, inflamación de los ganglios linfáticos y dolores generalizados. Como en el primer estadio, los síntomas remitirán haya tratamiento o no, pero si no lo hay, podría desarrollarse la siguiente fase.

Sífilis terciaria: incluso sin tratamiento, solo entre un cuarto y un tercio de los pacientes de sífilis desarrollan esta fase, devastadora, entre dos y diez años después del contagio. La bacteria afectará a corazón, ojos, huesos, cerebro, sistema nervioso, articulaciones y prácticamente cualquier parte del cuerpo, pudiendo causar ceguera, sordera, insuficiencias cardíacas y circulatorias, enfermedades neurológicas, deterioro cognitivo severo y malformaciones físicas escabrosas.  


El tratamiento de la sífilis es sencillo y efectivo en las primeras fases, a base de antibióticos, fundamentalmente penicilina. Los alérgicos a la penicilina tienen alternativas igualmente válidas. En la tercera fase la curación de la enfermedad es imposible porque el daño producido en el cuerpo por la bacteria no es reversible, pero la remisión de síntomas es plausible.

En España es una enfermedad de declaración obligatoria (EDO), lo que significa que si un médico diagnostica la enfermedad está obligado a notificarlo al organismo de salud correspondiente en cada comunidad. La declaración obligatoria es necesaria por el impacto y la importancia que tienen ciertas enfermedades en la comunidad.

La mejor manera de prevenir la sífilis dejando de lado la abstinencia es el mantenimiento de relaciones monógamas fieles con una pareja sexual determinada. El condón, bien usado, reduce mucho el riesgo de contraerla. Lavarse después de una relación sexual desprotegida no sirve de nada contra ella y se puede tener sífilis aunque ya se haya tenido y superado una vez anterior.

La sífilis puede parecer una enfermedad fosilizada que solo puede cogerse en caso de vivir en una buhardilla parisina del siglo XIX, bebiendo absenta y escribiendo poemas que nadie leerá. Sin embargo, y por desgracia, cualquiera puede cogerla en caso de no tomar las precauciones elementales en las relaciones sexuales.


¡Hasta pronto!

1 comentario:

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