Tratamiento sexológico de la disfunción eréctil

Existen varios tipos de terapia a la hora de tratar las disfunciones sexuales, cada una de ellas diseñadas, puestas a prueba y determinadas como exitosas por figuras renombradas de la sexualidad humana como Masters y Johnson o Kaplan, o por técnicas efectivas en boga hoy en día, como la terapia cognitivo – conductual. Cada una tiene sus características, sus pasos, su tiempo y su forma de abordar la dificultad, pero podríamos decir que todas tienen unos puntos en común que, al fin y al cabo, son los que hacen efectivas a esas terapias.

En última instancia, lo más importante de los diferentes tratamientos no farmacológicos de la disfunción eréctil se basa en las siguientes piedras angulares.

Focalización sensorial no genital/Prohibición del coito.

Detrás de esta sofisticada expresión se esconde una tarea muy simple: dejar de centrar toda la atención en los genitales durante el sexo. Sí, la genitalia es probablemente la zona más sensible de todas y sí, es de donde proviene la mayor fuente de placer (cuantitativamente) que puede obtenerse durante el acto sexual, pero definitivamente no es la única. Aprender a disfrutar de estímulos reconfortantes menos directos, como las caricias en la espalda, los besos en el cuello o incluso los susurros ayudan a relajar la presión de los genitales. Del pene, específicamente. Pensad en ello como si fuese un deporte en el que es mejor tener un equipo completo con buenos jugadores en cada posición que una estrella que resuelva siempre un partido complicado. Cuanto menos se piense en el pene y más se perciban el resto de sensaciones que producen un encuentro sexual, mejor actuación cabe esperar del anterior porque se procede bajo la certeza de que el placer no depende solo del mismo. Es decir, cuantos más estímulos placenteros aprendamos a tener, menos placer dependerá de los genitales.
Es, por tanto, común en las terapias prohibir el coito al inicio de las mismas. Se le enseña al paciente a responder a estímulos diferentes y se le habitúa a tener erecciones sin la responsabilidad que les conlleva realizar el coito. Así, se aprenderán nuevas prácticas para obtener una relación sexual satisfactoria sin la necesidad de penetración.

Excitar – relajar – excitar.

Una técnica de frustración que, como todas, es fácil de llevar a cabo. Se estimula el pene hasta que se consiga una erección completa y, en el punto en que aparezca, se abandona la estimulación hasta que le erección desaparezca. Y vuelta a empezar. Esto ayuda a identificar qué sensaciones preceden a una erección y cuáles son las que preceden a su pérdida. Enseña, además, a concentrarse en recuperar una erección perdida en poco espacio temporal y ejercita la vascularización de la sangre en el pene y tonifica la musculatura genital implicada en la erección.

Conducción de la pareja.

Muchas veces, el desencadenante principal que hace a alguien buscar ayuda por disfunción eréctil es la incapacidad de, una vez adquirida un erección, mantenerla hasta llegar al punto donde va a realizarse la penetración, sea cual sea. El tiempo requerido para buscar el orificio, sobre todo con parejas pasivas, hace que la estimulación genital cese durante unos segundos que pueden ser suficientes para volver a la flacidez. Por tanto, si la persona que va a ser penetrada cogiese la iniciativa o el mando y, sin dejar de estimular el pene del otro, lo dirigiese hacia donde sea efectiva la penetración, ayudaría a su compañero a mantener la erección durante más tiempo eficiente, en parte porque puede permitirse no perder la concentración en esa erección o en la estimulación que la permite.
En una pareja, aprender cuándo el otro necesita ayuda o un empujón es fundamental si se quiere vivir una experiencia sexual completa.

Acabar con el orgasmo como fin.

Universalmente, el fin de una relación sexual que no tiene como objetivo la reproducción es alcanzar el orgasmo. Esto, lo que provoca, es que la gran cantidad de personas que no pueden alcanzarlo crean que no tienen manera alguna de disfrutar con el sexo. Unido a la focalización sensorial no genital, desestimar el orgasmo como único objetivo de la relación ayudará a encontrar, no solo nuevas vías de expresión de la sexualidad, también formas enriquecedoras de conocer a la pareja sexual y saber qué es lo que le gusta. El orgasmo es fantástico, pero ya está. Se pueden alcanzar sensaciones similares dejando de lado que una relación sexual haya de tener un objetivo claro y definido. Una relación sexual, teniendo en cuenta que se puede hacer de la manera en que se prefiera, dentro de los límites éticos y legales, debería ser un juego en el que se van descubriendo las reglas en cooperación con el otro y en el que ambos resulten ganadores si la relación, dando igual cómo haya tenido lugar, es satisfactoria para ambos, los tres o cuantos seáis.
Es habitual, en la terapia o asesoramiento sexual, prescribir como tarea relaciones sexuales en las que no haya orgasmo. La estimulación y la forma de proceder es la misma, pero se enfatiza en las sensaciones que dan lugar a esa liberación de energía, más que en la misma liberación.

Una de las claves del éxito de la terapia sexológica de la disfunción eréctil, como en casi todas, es la colaboración de la pareja. Una dificultad sexual es, ante todo, un problema de dos. Por tanto, si la comunicación y la colaboración, así como el aprendizaje mutuo, ya son importantes en épocas en las que todo va bien, adquieren una importancia central cuando aparece alguna dificultad.

De hecho, el abandono de la terapia se relaciona directamente con niveles bajos de apoyo o colaboración de la pareja.



¡Hasta pronto!

1 comentario:

  1. El viagra https://espanolcialis.net/comprar-cialis-generico/ quizás es el partido que peor lleva sus cacaos mentales. En otros partidos lo solucionan con censura y demás de cara a la galería, pero es que el caso viagra es inaudito para mí. Parece que tengan contratadas personas que boicotean su propio proyecto.

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