Amor invertebrado (un poco más)

Ya vimos gracias a los chinches, a las babosas marinas o a los calamares gigantes cómo varias clases de invertebrados se las ingeniaban para reproducirse o para evitar ser inseminados en amor invertebrado. ¡Pero hay más! De hecho, hay casi un millón de especies de insectos que han sido descubiertos hasta la fecha, lo que nos ofrece un montonazo de estrategias de apareamiento y de rituales reproductivos, y sólo son una fracción de los interesantísimos invertebrados.

La zapatera, ella decide.

Ingrid es una zapatera, que son estos pequeños bichillos que suelen verse en las orillas de los ríos, en los estanques o en los pantanos, deslizándose por encima del agua, sin romper la tensión del líquido ni hundirse en sus profundidades. Ingrid siempre ha de tener cuidado con el movimiento de sus patas sobre el agua, pues los peces, siempre hambrientos, pueden percibir las vibraciones que emiten sus movimientos, por muy leves que sean. El caso es que nuestra zapatera favorita tiene una especie de escotilla que puede abrir y cerrar a voluntad en la zona que los machos han de depositar su semilla. Así, si un macho no deseado por Ingrid se sube a sus lomos e intenta fecundarla por sorpresa, lo único que esta tiene que hacer es cerrar esa escotilla y esperar a que el indeseado se largue para dejar espacio a otro que luzca unas buenas antenas, como Roger, por ejemplo.

Un zapatero cualquiera. Foto de Schnobby.

Pero los machos suelen resultar ser unos cabroniers, y lo que han ideado para casi obligar a que hembras como Ingrid les dejen reproducirse con ellas es uno de los casos de chantaje más flagrantes en el mundo animal. Lo que hace un macho indeseado es subirse sobre la hembra y empezar a moverse fuertemente causando notables vibraciones en el agua y atrayendo así a los peces para la merienda. Se ha observado que cuando esto sucede, si la hembra abre su escotilla el macho deja de moverse. Un chantaje como una casa.

Tengo lombrices.

Las lombrices son hermafroditas. Si dos se encuentran por el camino y tienen ganas de jugar, se colocan en paralelo con la cabeza de cada una en la cola de la otra, o sea en direcciones opuestas. Después de yacer, ambas se deslizan hacia otros menesteres y después de un tiempo cada una produce un capullo en forma de anillo alrededor de sí mismas. En ese capullo colocan los huevos fertilizados y luego lo expulsan de su cuerpo, dejándolo que evolucione en la misma tierra, allí donde luego pasará el resto de su vida. Allí o en el estómago de un gorrión.

Penes con pinchos y machos con vagina.

El Callosobruchus maculatus es un escarabajo con el pene lleno de pinchos o espinas. No se sabe a ciencia cierta por qué lo tienen así, pero se piensa que les sirve para anclarse a la hembra, dañándola, y así prolongar el tiempo de la copulación. También podría servir para expulsar de la vagina de la hembra el esperma de machos anteriores, pero a saber.

El pene del escarabajo. Foto de Yohanna Ronn.

Por otra parte, existe una clase de insecto en la que la hembra tiene pene y el macho vagina. Se llama Neotragla curvata, y es una especie voladora brasileña en la que la hembra utiliza un órgano para penetrar al macho y así recolectar el esperma necesario para una fecundación que sí se da en la hembra. En este caso el pene no es el que expulsa el semen dentro de la vagina, sino el que lo recoge de dentro de ella. La razón por la que no se ha conocido hasta ahora este extraordinario giro de eventos es porque el insecto mide tres milímetros y vive en las cuevas, así que como para encontrarlo.

¿A que es la leche?

Ah, y el insecto con los testículos más grandes (relativamente hablando) es el saltamontes longicornio, cuyas gónadas pueden llegar a formar el 14% de su masa corporal.

¡Hasta pronto!