Hormonas de la sexualidad

Imaginemos una pequeña mensajera, con su gorrita, un diminuto carrito con pequeñas cartas dentro y una sonrisa chiquitina pero sincera. Esa mensajera se llama hormona, y lo que entrega son órdenes. En este caso, la oficina central de correos sería la hipófisis o glándula pituitaria, en el cerebro, y tendría varias filiales a lo largo del cuerpo, las glándulas endocrinas. Vamos a explicarlo mejor.

Las hormonas son substancias químicas. Se encargan de activar ciertos procesos dentro del cuerpo y ayudan a que se regule y se desarrolle. Por ejemplo, son las encargadas del crecimiento, del metabolismo (es decir, de convertir alimentos en energía), de la reproducción o incluso del deseo sexual. Las segregan las glándulas endocrinas (tiroides, páncreas, testículos y ovarios…) que, a su vez, se activan por orden de la hipófisis.

Vamos a ver las que tienen algo que ver con la sexualidad.

Las iniciadoras o gonadotropinas.

La hormona folículo-estimulante (FSH), en pocas palabras, ayuda a controlar el ciclo menstrual, y la producción de ovarios del óvulo y de espermatozoides del testículo. La hormona luteinizante (LH), por su parte, juega otro papel en la ovulación femenina y en la estimulación de las células de Leydig de los testículos, ordenando así la producción de serotonina.
La dos son secretadas por la glándula pituitaria anterior y liberadas bajo el control de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), pero eso es otro tema. Lo importante es que los objetivos de FSH y LH son los ovarios y los testículos, y que ambas tienen algo que ver con la producción de ovarios y espermatozoides.

Andrógenos (andros = hombre y genos = producir).

La más famosa de este grupo es la testosterona. Está presente tanto en hombres como en mujeres, pero es el pilar fundamental del desarrollo de los hombres. Es la responsable del crecimiento de músculos y huesos, de la maduración del pene y los testículos y del agravamiento de la voz y la aparición de barba y vello corporal. Se la ha relacionado con muchas clases de conductas, sugiriendo que hombres con más testosterona son más agresivos, tienen mayor posibilidad de ser infieles a su pareja o incluso mayor tendencia a delinquir. En animales está definitivamente demostrado que la falta de testosterona se relaciona con conducta sexual menos frecuente. Sobre la testosterona hay un montón de información.
El otro andrógeno importante es la dihidrotestosterona, el hermano mayor de la anterior. Más potente, es la principal responsable de la calvicie masculina. Unos folículos pilosos demasiado sensibles a esta hormona darán como resultado la extendida alopecia androgenética.

Estrógenos (oestrus = deseo sexual y genos = producir).

El estrón, el estriol o el más famoso de ellos, el estradiol, componen los estrógenos, que son las hormonas sexuales femeninas más importantes. A grandes rasgos, son las encargadas de la aparición de caracteres sexuales secundarios (crecida de pecho, vello púbico…), del crecimiento del endometrio y el útero y de la lubricación vaginal. Los estrógenos, además, son fundamentales en la aparición y mantenimiento del deseo sexual femenino, o de la activación sexual. Sin estrógenos, la testosterona campa a sus anchas por el cuerpo de la mujer disminuyendo el deseo y, por tanto, la búsqueda de placer. Las píldoras anticonceptivas suelen tener como componente estrella alguna clase de estrógeno, por lo que las mujeres que la toman suelen experimentar cierto aumento en el deseo. De hecho, las píldoras anticonceptivas suelen usarse como solución para las mujeres que tienen dificultades, precisamente, con el deseo.

Gestágenos (gestare = gestar y genos = producir).

La más importante y famosa es la progesterona. Está involucrada en el ciclo menstrual, el embarazo y la embriogénesis. Prepara al útero para la implantación del óvulo fertilizado, y al mismo tiempo hace el moco cervical más espeso. Si no hay embarazo, la progesterona cae y sucede la menstruación. En cambio, si hay implantación y gestación, la progesterona disminuirá la respuesta inmunológica materna para que el embarazo sea aceptado por el organismo. También ayuda en la producción de leche por parte de las glándulas mamarias y parece jugar un papel importante en el cáncer de mama, aunque por desgracia a un no se sabe qué clase de papel juega en su aparición.

Las otras.

La oxitocina es segregada por la glándula pituitaria posterior y tiene un rol principal en la sexualidad. Hace más fácil el parto e interviene en el amamantamiento, además de estar involucrada en un montón de conductas favorables. Así, la confianza, el amor, la generosidad o la conducta maternal protectora parecen estar relacionadas con la oxitocina.
Pero toda luz tiene una sombra, y la sombra de las hormonas, hablando de función sexual, la pone la prolactina. Esta hormona, encargada directa de la producción de leche de los mamíferos, es también una gran inhibidora del deseo y de la conducta sexual. Afecta de distintas maneras a las mujeres, pero generalmente la bajada de libido no es muy importante.

La prolactina también retrasa el crecimiento de pelo en ratones, como curiosidad.



¡Hasta pronto!

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